Salvador Allende. La masonería y su servicio de seguridad

martes, 29 de junio de 2010

Salvador Allende. La masonería y su servicio de seguridad


Ayer se llevó a cabo una excelente conferencia de la V.·. M.·. de la R.·.L.·. La Fayette Nº10, Lila Lorenzo Soto-Aguilar, que ofreció en una conocida librería de la Ciudad de México. La conferencia se llevó a cabo en conmemoración del 102 aniversario del natalicio del prócer de nuestra América, Salvador Allende.

El equipo del Diario Masónico, cuya Secretaría Internacional se encuentra bajo los auspicios de la distinguida Agencia de Prensa Masónica de Rumanía agradece a nuestro Ilustre Hermano de la Muy Respetable Gran Logia Valle de México por haber compartido con nosotros este interesante material sobre la Masonería del ayer, de hoy y... jalá , de mañana.
Lila Lorenzo Soto-Aguilar
V.·. M.·. de la R.·.L.·. La Fayette Nº10

Salvador Allende: presidente y masón

Texto leído el 26 de junio de 2010, en ocasión del 102 aniversario de su nacimiento, organizado por la Asociación Salvador Allende Gossens (ASAG), en la librería “El juglar” de la ciudad de México.

Lila Lorenzo Soto–Aguilar


Maestra Masona del Rito Francés


R.·.L.·. “La Fayette” Nº10


Miembro del Círculo de Estudios del Rito Francés "Roëttiers de Montaleau"



Queridos Compañeros todos:


En esta ocasión en que homenajeamos a Salvador Allende en un aniversario más desu cumpleaños, quiero referirme - como miembro de su guardia personal (GAP) quefui -, a una faceta poco conocida por todos; la del presidente masón. Como Hermanasuya que soy ahora, quisiera mostrar cómo su coherencia entre el político y el masónse unieron para hacer de él un gran hombre, respetado y querido por todos nosotros,su pueblo. Es mi deseo participar hoy con vosotros, para contar mi experiencia junto aél, sus enseñanzas, su sabiduría, que me hicieron crecer interiormente como masona,como mujer y políticamente como militante.


Expresar con palabras nuestros sentimientos a más de treinta años del golpe militar deAugusto Pinochet, es — a pesar del dolor por los sueños perdidos, los compañeros yhermanos muertos y desaparecidos —, un acto de profunda melancolía, porque comodijera un poeta, la melancolía no es sino la alegría de la tristeza. Así, las vivencias juntoal presidente de Chile, Salvador Allende, son hoy para mí una enseñanza plena dealegría, de cómo se ejerce la libertad con responsabilidad, y como esa responsabilidaddebe llevarse siempre hasta las últimas consecuencias. Hoy, como masona, comprendode dónde provenía la fuerza de valores que ostentaba día a día Salvador Allende y queasí, en la cotidianeidad, compartía con nosotros.


El cuatro de septiembre de 1970 Salvador Allende gana las elecciones presidencialescon el apoyo de buena parte de los partidos políticos de izquierda, agrupados en laUnidad Popular. El 25 de octubre de ese mismo año, antes de que Allende asumala Presidencia, es asesinado el comandante en jefe de las fuerzas armadas RenéSchneider. Es una macabra advertencia a Allende para que no lleve a cabo suprograma político y económico, que traerá a Chile fundamentales reformas sociales.


Para el nóvel y pequeño aparato de seguridad del todavía presidente electo de Chile, es también la afirmación de que no se puede confiar en unas fuerzas armadashistóricamente ligadas a la aristocracia y a la oligarquía económica y social; alejada porende de los intereses de los más necesitados.


Es en este contexto que uno de los partidos políticos que si bien no forma parte dela Unidad Popular, pero que sí apoya abiertamente el proceso hacia el “socialismoa la chilena”, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, (MIR), propone al todavíapresidente electo la conformación de un cuerpo de seguridad presidencial conformadopor militantes de izquierda, garantizando de esa manera una lealtad a pruebade todo. Es así como nace en 1970 el “Grupo de Amigos Personales”, conocidopopularmente por sus siglas como GAP. Formado en un principio por militantes delMIR y del grupo chileno del Ejército de Liberación Nacional (ELN).


Tradicionalmente lospresidentes estaban protegidos por una guardia escogida entre las Fuerzas armadasy de Carabineros, pero dadas las características de los altos mandos, éstas no erangarantes de la vida de un presidente que defendía por primera vez los derechos delpueblo, enfrentándose inevitablemente a los intereses que la alta oficialidad defendía.


De este grupo de miembros del GAP cabe destacar una vez mas, que todos ellos seenfrentaron a los que quebrantando la ley por la fuerza, derrocaron el gobierno elegidopor el pueblo. Todo esto es ya sabido por todos nosotros, pero vale la pena recordarlopara aquellos que eran muy pequeños o aun no habían nacido y que nacieron en elexilio. De esos compañeros, muchos cayeron en la lucha, y algunos otros lograronAllende asume la Presidencia. Su programa de gobierno era un programa abierto a lalibertad en todos los aspectos, libertad de expresión, de prensa, libertad económicapara las empresas privadas, siempre y cuando ello no significara mercar la soberaníanacional. Asimismo su programa implicaba la igualdad de todos los civiles ante la ley,algo nuevo en un país acostumbrado a aplicar la justicia a los más pobres, mientrasque las clases económicamente poderosas se valían de la corrupción para esquivar laley. Cuestión que podría producirse hoy día nuevamente, como se produjo durante laEl programa económico implicaba también igualdad frente a los recursos económicos.


En el fondo de la aplicación práctica de estos dos valores, la libertad y la igualdad,residía la fraternidad. Allende entendía que sin fraternidad — traducida profanamentecomo solidaridad —, era imposible alcanzar la igualdad civil y económica, pasos previospara vivir en plena libertad. Eso era para Allende el “socialismo a la chilena”. Valgadecir que hoy en día los grandes recursos del país están siendo nuevamente vendidosal mejor postor, el de siempre, perdiendo el país nuevamente los recursos que lepertenecen legalmente por estar en su suelo patrio.


Por indicaciones de la dirección del partido en que yo militaba, el MIR, fui asignadaa la residencia en la callede Tomás Moro en el año de 1970, para integrarme al GAPen el área de comunicaciones. Inmediatamente pude constatar que la relación delpresidente Allende con los miembros del GAP era siempre como la de un padre, nosólo por la diferencia de edad — la mayoría no alcanzábamos los treinta años —, sinoporque nos aconsejaba con cariño y respeto. Conocía y trataba a cada uno por sunombre de batalla, entonces el único nombre propio que ostentábamos. Dejé así deser Lila Lorenzo para llamarme entre mis compañeros Antonia Guerra. Ese nombre,simplemente Antonia, era el que recibía lleno de cariño por parte de mi presidente.


Allende aconsejaba a cada uno de nosotros cuando lo creía necesario, inclusohaciendo razonar a quienes habían abandonado sus carreras profesionales paraestar junto a él. Les hacía sopesar dónde eran más útiles a la Patria; si allí junto aél o desempeñando su profesión, pues el país necesitaba también de profesionalesconscientes, capaces de luchar por el bienestar y la libertad del pueblo. Era como unsabio Venerable Maestro que sabía aprovechar las virtudes de todos sus hermanos,al tiempo que bajaba el perfil de nuestros defectos pasando cariñosamente la cucharade albañil. Se preocupaba así por todos y cada uno de nosotros. En mi caso, comomilitante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria — el MIR —, y a pesar de lasdiferencias con el Partido Socialista, el partido político al que pertenecía el presidente,nos sentíamos identificados con él íntima y plenamente.


Formalmente y de cara al pueblo era el presidente, pero en su vida diaria nosexpresaba como un amigo su capacidad pedagógica en política, nos escuchaba y nosaconsejaba. Su sencillez en el trato le permitía algo que siempre nos sorprendió; siendoel presidente de Chile era capaz de escucharnos, de crear el diálogo con nosotros, conquienes trabajábamos con él.Pero Allende se comportaba del mismo modo en las asambleas con el pueblo, y aúncon quienes se consideraban sus enemigos políticos. La palabra era su verdaderaarma, porque creía en ella, porque así lo había aprendido también en su última logiamasónica - Hiram nº65 de la Gran Logia de Chile -.


Así como el poeta español Gabriel Celaya dijo “la poesía es un arma cargada de futuro”, Allende usaba la palabracomo un arma cargada de futuro. Esta capacidad suya, era realmente un don que lohacía tan querido y tan cercano para nosotros, y para todos quienes le conocían decerca. El respeto hacia la figura presidencial con la que llegábamos a la residencia de Tomás Moro, pronto se convertía en cariño y admiración. Así, dejó de ser el “señorpresidente” para convertirse en nuestro “compañero presidente”, como le llamá bamos cotidianamente. Tal era la confianza ganada por él, que a veces le decíamoscariñosamente “Doc”, abreviatura de doctor, por su profesión de médico. La política que Allende nos enseñaba convertía a la fraternidad en solidaridad, y a los hermanos encompañeros, todos libres en conciencia e iguales en el trato.


El gobierno legítimo y democrático de Salvador Allende demostró que la Libertad no erasólo un concepto abstracto, sino una realidad que se materializaba todos los días porla voluntad del pueblo. Con Allende el pueblo recuperó su dignidad, dejó de ser víctimadel poder arbitrario de la oligarquía para convertirse en sujeto actuante, protagonistasoberano, constructor de su propio destino. El pueblo ya no padece la historia, el puebloPara comprender de dónde provenían estas ideas, es preciso partir de ciertos datosque rodearon la vida de Allende. El medio en que crece Salvador Allende, es desdesu infancia influida por los resabios de las revoluciones burguesas del siglo XIX, delos levantamientos de 1838 y 1848, cuando se consolida lo que hoy para nosotros losmasones es nuestra divisa: “Libertad, Igualdad y Fraternidad”.


Alrededor de 1850 empieza la emigración europea a América de quienes hanparticipado en estas revoluciones y deben exiliarse. El por entonces presidente de Chile, Vicente Pérez Rosales, abre las puertas a esta emigración, compuesta entreotros por presos políticos anarquistas y socialistas de diverso cuño. Su abuelo materno,padre de Laura Gossens, su madre, había emigrado desde Bélgica. Influyen en éltambién amigos de su padre y su abuelo, ambos masones ilustres en el siglo XIXSu abuelo paterno, Ramón Allende Padín, apodado “el rojo” por sus ideas liberales, llegó entonces a ser Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, destacándose en lacruenta e inútil guerra entre Chile, Perú y Bolivia como médico militar. Su padre, Salvador Allende Castro, también masón, se convierte en importante jurista. Esasí como Salvador Allende Gossens materializa dos valores fundamentales dela masonería heredada de sus ancestros; la solidaridad y la tolerancia por mediodel diálogo, herramienta fundamental venerada en cada logia masónica. Estas se materializan en su formación como médico y en las leyes como marco referencial del diálogo para resolver las diferencias. Salvador Allende estudia medicina, una profesiónque le acerca al pueblo y a los duros problemas que aquejan a éste. Así, denuncialo que hasta el día de hoy es una cruel realidad en América Latina, que el origen de enfermedades hoy de sencilla cura, se convierten en alta tasa de mortalidad debido a la explotación e injusticia sociales.


De este modo, su independencia de criterio, sostenida por sus convicciones masónicasy políticas, así como la educación humanitaria aprendida en el hogar, influyen enél como médico y como político. Sus ideas sociales lo convierten en un hombreconsecuente, coherente en el sentir, el pensar y el hacer. Todo ello lo convierten en unhombre admirado por su honestidad como político que jamás claudicó para alcanzar loque para él era simplemente justicia.


Salvador Allende sabía que con claridad en los principios y la práctica constante deldiálogo podía lograr lo que anhelaba para su país. Nunca fue agresivo en la discusiónporque su palabra convencía y no necesitaba agredir, ni lo hubiera hecho nunca.


Nunca hizo diferencias sociales. Siempre se comportó con cortesía y caballerosidad,su afecto y gentileza eran excepcionales. Directo en el trato, estas características leconvertían en un hombre imponente. Esa era la fortaleza que trasladó a la política.


Fue inclaudicablemente un negociador. La derecha no quiso escucharle, porque sabíaque tenía poderosas razones que sustentaban sus posiciones, tal como si fuesenlas columnas del Templo de Salomón. La derecha nunca le dejó hablar, no fueroncapaces de escucharle porque le temían, porque sabía exponer sus ideas y convencíaa sus interlocutores con argumentos válidos, nunca por la fuerza. Su capacidad denegociación le permitió convivir con todos los políticos de diferentes grupos, porquesabía acercarse, sabía ser un amigo por encima de las diferencias políticas. Estaactitud le permitió construir el prestigio que lo llevó a la Presidencia de la República.


Escuchaba, dialogaba, tenía ideas claras en lo social y en lo político. Destacaban enel valor humano y la tolerancia que como buen masón tuvo hasta con sus enemigos.Fue tolerante con quienes fuimos los primeros GAP; el MIR y los compañeros del ELN, que diferíamos políticamente en algunos aspectos, pero la fraternidad que él inspirabapermitía que trabajásemos junto a él con profundo respeto, admiración y un leal cariñonacido de esa convivencia.


Si bien no compartía para Chile la revolución armada cubana, pudo hacer de Cubaun amigo incondicional. De igual modo no compartía la defensa armada del estadosocialista, pero a pesar de ello apoyó sin tapujos la lucha del pueblo vietnamita frenteal imperialismo estadounidense, expresando su admiración por quien fuera también suhermano masón, Ho Chi Minh, iniciado muchos años antes en París.


Ahora sabemos que históricamente, tras el ejemplo de la Revolución cubana, los Estados Unidos nunca más volvieron a permitir en América Latina un gobierno con unproyecto diferente y verdaderamente soberano. De este modo, desde el día mismoen que Allende gana las elecciones presidenciales en septiembre de 1970, comienzacomo hemos visto el plan de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para derrocarlo.


Sabemos bien que el golpe de Estado se materializó el 11 de septiembre de 1973.


Igualmente, sabemos que ello se debió a que Allende osó tocar los intereses dela oligarquía chilena y del capital extranjero. Eso le costó la vida a él y a buenaparte de quienes formaban el Grupo de Amigos Personales (GAP). El combate del palacio presidencial de La Moneda es hoy un icono por diversas razones, todas ellas enraizadas en sus principios masónicos y en la lealtad y valentía de los componentes del GAP que se encontraban allí luchando junto a él.


Esa calidad masónica vivida como algo inherente a su propia naturaleza es la que traducirá en camaradería con sus compañeros del GAP. Los valores de la masonería son universales, y por lo mismo no son tampoco monopolio de los masones. Es poreso que sus guardaespaldas y compañeros del GAP supieron retribuirle la fraternidad incondicional que él les otorgaba, aún hasta la muerte.


Como masones sabemos que la vida es lo más importante, pero también sabemos que es efímera. La leyenda sobre la muerte masónica nos muestra igualmente la importancia, hasta la muerte, de la coherencia inherente a la responsabilidad del conocimiento y la sabiduría. Hoy conmemoramos el día en que nació, su cumpleaños, pero no olvidemos el día en que murió y que como decimos nosotros los masones, pasóa ocupar su lugar de trabajo en el Templo que sostienen los astros sobre las nubes, bajo las estrellas.


Detrás del sacrificio de Allende aquél lejano 11 de septiembre de1973, cuesta no ver los símbolos que nos son propios como masones. Mucho se ha hablado y escrito sobre su muerte. Se sabe hoy día que se suicidó.


Recordemos un poco la historia. El período de consolidación político-social de Chile seda entre la mitad del siglo XIX y la mitad del siglo XX. Sólo dos personajes destacan porsu importancia histórica frente al poder de la todopoderosa oligarquía chilena: Manuel Balmaceda y Salvador Allende. Ambos sufrieron la negación de su papel histórico y latraición del ejército y la oligarquía nacional. Ambos murieron con dignidad. Tras perderla guerra contra quienes representaban a la vieja aristocracia, Balmaceda se asila en laembajada argentina y se suicida un 19 de setiembre, justo cuando acaba su mandatopresidencial. Esta espera hasta finalizar su mandato hace que quienes usurparon elpoder permanecieran en situación ilegítima, pues mientras el viviera, sólo Balmacedaera el legítimo presidente del país.


Allende es el símbolo del Estado constituido, es la expresión de la soberanía nacionalfrente a los intereses extranjeros, es el derecho constitucional y democrático el quese expresa en él, porque fue electo por voto universal y aprobado por unanimidad delos representantes del Congreso al entregarle la presidencia. De haber entregado elpoder a los golpistas, - ya fuese renunciando, o aceptando el exilio -, traicionabala legítima confianza que su pueblo había depositado en él y habría dado el espaciopolítico legal para que las fuerzas golpistas adquirieran la legitimidad. En caso de quesu muerte ocurriése, habría de ser sucedido legítimamente por el Ministro del Interior,entonces José Tohá, también asesinado por la dictadura en el Hospital Militar donde seencontraba recluido y enfermo.


Existe un derecho inalienable sobre nuestra vida, reconocido en algunos paíseseuropeos a través de la Eutanasia. Así como todos tenemos derecho a la vida, auna vida digna, tenemos derecho también a decidir nuestra muerte en defensa de ladignidad del ser humano. Es el derecho que ejerció Allende al decidir terminar con suvida, para demostrando así la ilegitimidad de los golpistas, la injusticia social, política ymoral que se cometía al atropellar la Constitución.


Como masón era un hombre libre, con absoluta libertad de conciencia, y como taltenía derecho a ejercer esa libertad. En este caso, el suicidio es un recurso político dedignidad que representa el final coherente de un proyecto de vida político y social.Esa fecha, 11 de septiembre de 1973, hoy en día no es más que una entre miles para elconjunto de la humanidad, pero nosotros - como hermanos suyos - reconocemos esasemilla que fructificará en las espigas que recogerá la Historia.



Lila Lorenzo Soto–Aguilar