LA MASONERÍA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI

sábado, 25 de septiembre de 2010

LA MASONERÍA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI


Estamos hoy aquí para hablar de Masonería o de esa Institución conocida como Orden Francmasónica.

Más que abordar el tema desde un punto de vista histórico, lo cual alargaría en demasía el corto espacio de tiempo de que disponemos, a la par que fatigaría también la atención de los presentes en ésta charla lo haremos desde la perspectiva de la vigencia o no del mensaje de la Orden Masónica, y si ésta Institución tiene razón de existir en este siglo que acabamos de comenzar.

Hay que decir de antemano, que nuestro análisis forzosamente lo será desde la óptica del Régimen Escocés antiguo y aceptado, sistema masónico tradicional, restringido únicamente a cristianos - entendiendo por cristianos, personas procedentes de las distintas confesiones cristianas: católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos, - y que en nuestro país personifica la Gran Logia Republica de Venezuela.

Antes de entrar en el meollo de la cuestión, quisiera aclarar los términos mismos del título del tema previsto para hoy LA VIGENCIA DE LA FRANCMASONERÍA. Me interesa sobre todo distinguir el concepto de VIGENCIA del de ACTUALIDAD. Lo que voy a intentar argumentar esta tarde, es que la institución masónica conserva todo su vigor y potencialidad para ser una propuesta cultural y por lo tanto social, entre otras muchas, que ofrece al individuo y a la sociedad unas herramientas conceptuales, un marco de valores, unas disciplinas y unos métodos que pueden ayudar a afrontar los problemas que tiene planteados la humanidad, y más específicamente nuestra sociedad occidental, cuando mira al horizonte de su futuro.

Pero si me preguntan si la Masonería está “de actualidad”, pues evidentemente: ¡NO! La Masonería no es una moda, ni está de moda, y su propio método, estructura y objeto son ajenos a este concepto. El vigor de la Masonería no le viene otorgado por el interés que las masas puedan dedicarle sino por la validez de sus métodos en la resolución de las raíces de los problemas.

Para cumplir con nuestro propósito vamos a describir este fenómeno que es la Masonería, resaltando aquellos aspectos que son particularmente significativos, desde lo que constitutivamente es, para argumentar su vigencia. En un segundo término vamos a entrar de lleno en el desarrollo de la argumentación de la misma, limitándonos a las razones ontológicas.
Vamos pues con el primer objetivo: ¿QUÉ ES LA MASONERÍA ?

Si bien la divisa de la Masonería es L.'.I.'.F.'. su objetivo operativo, su rol institucional es mucho más amplio y complejo. Para no ir por las ramas voy a leerles lo que dice la Constitución de la Gran Logia de la Republica de Venezuela en su artículo primero:

“La Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresista, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio y practica de la Moral, de la ética asi como la práctica de la Solidaridad; y trabaja por el mejoramiento material, y moral y por el perfeccionamiento espiritual, intelectual y social de toda la humanidad. Tiene como principios la Tolerancia mutua, el respeto de los demás y de uno mismo, y la absoluta libertad de conciencia.”

Así Considerando que las concepciones metafísicas y religiosas son del dominio exclusivo de la apreciación de cada individuo rechaza cualquier afirmación dogmática. Tiene por divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Cada Francmasón interpretará la invocación al Gran Arquitecto del Universo según le dicte su conciencia con el mayor respeto hacia las diferentes interpretaciones y hacia los Hermanos que las sustentan.”

De forma parecida se expresan la casi totalidad de las Obediencias masónicas en el mundo, y que resumo así: compromiso con la humanidad, con toda. Compromiso con el individuo.

No cabe duda, pues que el propósito de la Masonería es la consecución de una humanidad feliz en términos espirituales y materiales. Pero al mismo tiempo es consciente que ninguna sociedad puede alcanzar la felicidad si no está construida para que quepan todos sus individuos y que estos puedan encontrar en ella las posibilidades para su desarrollo; es decir: una sociedad a la medida del individuo. Si no sabemos cuales son las determinaciones íntimas de la naturaleza humana, cuales son sus requisitos para ser feliz, si no sabemos que quiere decir “desarrollo”, difícilmente podremos diseñar la sociedad ideal.

Por eso la estrategia que emplea la Masonería, en un primer tramo de su recorrido, para alcanzar su objetivo es centrar su atención en el conocimiento de la arquitectura íntima del Ser humano, manteniendo este en un primer plano sin perder de vista el fondo del cuadro, es decir , la sociedad y tras ella la Naturaleza.
Sabemos que en el conflicto individuo/sociedad radican los principales problemas que el ser humano ha venido arrastrando a lo largo de su historia. El Hombre es un producto social y la sociedad es una colección de Hombres. Esta co-implicación, esta ambigüedad, que como veremos se manifiesta existencialmente, es la que intenta resolver el método Masónico con el bagaje de su tradición.

Atendiendo pues a este propósito, voy a intentar una aproximación a la Masonería describiéndola como 1) un filosofar, 2) un método y 3) un compromiso.

En primer termino diremos que La Masonería apuesta, pues, por una sociedad de individuos capaces de hacerse a sí mismos y de apropiarse de sus valores éticos y morales. Todo su método se fundamenta en la provocación de este encuentro con sí mismo, con su ser, que debe necesariamente expresarse en términos de libertad y de autodeterminación.

Los talleres masónicos suelen ser foros de debates de carácter ético-filosóficos, que ponen a prueba el grado de validez de las ideas de cada uno, su capacidad para defenderlas, mejorarlas y ejercer la tolerancia como cualidad indispensable para la convivencia.

Cuanto más compleja es la sociedad más necesario se hace este ejercicio, más profundo debe ser el análisis ético de las nuevas circunstancias que los acontecimientos van conformando porque estos son cada vez más profusos e interrelacionados, es decir, más complejos y más co-implicados.

O el individuo se capacita en la construcción de su propia ética y de su propia interpretación del mundo para tomar sus propias decisiones, o tendrá que utilizar la ética de otros y la interpretación de otros. Serán otros los que piensen.

Segundo: EL MÉTODO.

Es un método en cuanto que se proponen unas pautas que si son practicadas tal como el propio método lo especifica conducirá al individuo, en un alarde de LIBERTAD, a la toma de posesión de sí mismo. Este método es lo que convierte a la Masonería en una TRADICIÓN INICIÁTICA. Estas pautas son, fundamentalmente, unos ritos, unas disciplinas de conducta y, sobre todo, un lenguaje propio y específico para pensar adecuadamente acerca de nuestra esencia y de nuestro ser, y que recogen la experiencia acumulada a lo largo de la historia en la tarea específica del devenir HOMBRE, con mayúsculas.
Al que se inicia en Masonería se le dan, nada más entrar, dos encargos que van a constituir sus tareas principales: CONSTRÚYETE A TI MISMO (Pule tu piedra, Lo que tu haces te hace), y CONÓCETE A TI MISMO Y se le dice: “esto solo puedes lograrlo 1) con el concurso de los demás, 2) aprendiendo a interpretar los símbolos y 3) adoptando una actitud productiva-constructiva”.

La Tradición Iniciática es ese “Hilo de Ariadna”, una solución más para empezar este viaje de vuelta a la casa donde el Hombre esencial se encuentra con su ser. Acaso no podríamos intentar una primera definición de esta Tradición diciendo que es el conjunto de conocimientos y pautas, recogidos durante toda la historia de la humanidad con el propósito específico de producir ese encuentro del individuo con su ser en su más auténtica originalidad, de “descotidianizarnos”.

Todos los elementos simbólicos de nuestro método masónico conducen a este fin, nos muestran el camino, nos dosifican el esfuerzo, nos gradúan los obstáculos. Pero estos símbolos requieren una exégesis hermenéutica porque la Vía Iniciática y la Hermenéutica persiguen el mismo fin: el desvelamiento de lo que hay de sagrado, de verdad, de auténtico, en nosotros, en los demás y en los entes que nos rodean. LA VIA INICIÁTICA ES HERMENÉUSIS VIVIDA.

Tercero: UN COMPROMISO.

Compromiso por cuanto que la masonería no es un simple laboratorio de especulación, si no que la transformación que se opera en el individuo desemboca en una asunción de responsabilidad primero consigo mismo y después con el mundo. Este compromiso se concreta en tres finalidades que podríamos llamar: la finalidad constructiva, la finalidad educativa y la finalidad ética.

1.- Finalidad constructiva:

Es característico que cualquier actividad profesional desarrolle un argot que le es propio y con el cual puede abordar su trabajo con la precisión y matización que este requiere y que el simple repertorio léxico común no permite. También es característico que este vocabulario profesional lo utilice para interpretar y expresar otros ámbitos de la vida estableciendo analogías y metáforas entre un universo semántico y otro. Esto es lo que le ocurre al masón cuando inscribe toda su panoplia de principios, valores, métodos y fines en lo que podríamos llamar LA METÁFORA DE LA CONSTRUCCIÓN.
Así, para el masón, la vida es una construcción en un escenario en el que asume un doble trabajo edificativo: por una parte, una construcción interna, por otra parte, una construcción externa.

Para el trabajo de construcción interna parte de un principio fundamental de la tradición gremial: LO QUE TU HACES, TE HACE, que viene a completar el otro principio de la tradición iniciática: CONOCETE A TI MISMO. De estos dos principios se deriva toda una declaración ontológica que podríamos resumir así: PROGRESA-CONOCIÉNDOTE (progresar es conocerse), TRABAJANDO-PRODUCIENDO (uno se conoce trabajando y trabajar no es sólo ocuparse, es rendir un producto), PARA SER TÚ MISMO (Progresa trabajando, para ser tú mismo; o dicho de otra forma: Conócete produciendo, para ser tú mismo).

Para el trabajo de construcción externa, el masón parte también de una evidencia que le demuestra cotidianamente su quehacer profesional: LA COORDINACIÓN DE LOS ESFUERZOS PARA EL FIN PRODUCTIVO COMÚN. La sociedad es pues una suma de aportes. Esto obliga a convenir, pactar, mediar, entenderse... en definitiva civilizarse. La dinámica del pillaje, del botín, del aprovechamiento del producto del otro o el abuso de la naturaleza no es admisible, desde esta perspectiva.

Así mismo, este compromiso con una actitud constructiva sitúa el concepto de libertad en su justa medida, entendiéndolo no solo como la posibilidad de elegir entre lo ya dado, como una libertad de consumo, sino como la capacidad para construirnos nuestras nuevas alternativas. La originalidad buscada, pues, no es el escoger la manera en qué queremos estar sino un escoger qué queremos ser, que queremos producir, cómo queremos producirnos, qué don de nosotros mismos queremos brindar a la posteridad. Es una cuestión que se inscribe en el tiempo aunque se manifieste en el espacio.Y de esta manera de concebir al individuo y a la humanidad se derivan los tres principios emblemáticos de la Masonería: LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD.

LA MASONERÍA ES MÁS NECESARIA QUE NUNCA PORQUE LOS RETOS QUE TIENE ANTE SÍ LA HUMANIDAD NO TIENEN PARANGÓN CON SITUACIONES ANTERIORES Y POR LO TANTO EL DEBATE ÉTICO TIENE QUE REPLANTEARSE MÁS QUE NUNCA EN TÉRMINOS DE UNIVERSALIDAD.
Pienso que el mundo de nuestros días viene determinado por cuatro líneas de acontecimientos que interactúan entre sí, y que se desarrollan con una gran autonomía respecto de las voluntades políticas o de los intereses generales. Son como grandes jinetes cuya figura aún anda definiéndose entre apocalíptica o caballeresca. Me refiero al crecimiento demográfico, el deterioro ecológico, el vertiginoso desarrollo tecnológico y la globalización. El régimen de cambios sociales, de mentalidades, de hábitos, de gustos y formas de vida, es tan acelerado que en pocas décadas tendremos instalada sobre la faz de la tierra una civilización que tendrá muy pocos parecidos con lo que hoy conocemos.

Y, sin embargo, el humano del mañana tendrá la misma estructura ontológica que el de hoy, y todo lo que será mañana se encuentra contenido en las posibilidades que hoy ya tiene ante sí. Todo dependerá de su sabiduría para escoger aquellas posibilidades que lo conduzcan a una vida con mayores oportunidades para la felicidad y menores tasas de sufrimiento. Para ello deberá centrar su desarrollo, como individuo y como grupo, en tres habilidades humanas, y en ellas radican nuestras propuestas de trabajo:

1) una creatividad que permita emprender el desarrollo integral y sostenible de los pueblos, DE TODOS LOS PUEBLOS.

2) una capacidad negociadora y mediadora que permita alcanzar acuerdos hacia nuevos sistemas éticos de aceptación universal y

3) una solidaridad inquebrantable con la vida.

Creo que si sabemos sobre-izarnos sobre estas potencialidades humanas conseguiremos transfigurar a nuestros jinetes apocalípticos en buenos aurigas que tiren del carro del progreso. Para el masón, estas propuestas no son más que la extensión de su propio método de trabajo y de los valores sobre los que este se asienta: solidaridad, trabajo, libertad para construirse.

Este modelo de convivencia que es una Logia constituida en CENTRO DE UNION nos puede servir de inspiración para orientar la construcción de una sociedad que, protegiendo el florecimiento y respeto de las diferencias garantice que ninguna de ellas se erija en predominante y se adjudique privilegios.

En definitiva estoy hablando de una sociedad LAICA entendiendo la laicidad, no como una práctica anticlerical (con la que desgraciadamente se confunde a menudo) sino como una definición normativa de alcance universal donde todo aquello que sea constitutivamente valido para el ser humano, incluido el cultivo del sentimiento religioso, cada uno en su forma y medida, sea respetado e incluso protegido.

En un mundo que corre hacia una globalización brutal, donde la multi-culturalidad será probablemente uno de los factores que más transforme el tono de nuestra vida cotidiana, pienso que la capacidad mediadora que subyace en el método masónico cobra una especial vigencia que no podemos permitirnos desdeñar en un escenario tan explosivo como el que estamos viviendo, en el cual, si la masonería pretende mantener su vocación mundialista es evidente que tendrá que seguir trabajando en pos de la instauración de valores transculturales que todos los protagonistas puedan aceptar de partida, y esto deberá pasar obligatoriamente por un ejercicio de mediación cultural que lleve implícito la revisión de nuestras creencias más profundas.

Reynaldo Urdaneta Saavedra (PM:.M:.M:.)
Resp.'. Logia RESTAURADORES DEL HONOR 184
Oriente de San Cristobal , Estado Tachira / Venezuela
Jurisdiccionada a la Gran Logia República de Venezuela
sede Jesuitas a Maturin Nª 5
(declarado Monumento Histórico Nacional)