Miranda: un masón universal
por el Hermano José Miguel Salas Mejías
"Venezuela es muy linda; tengo más de veinte años que no la veo, pero su recuerdo permanece vivo en mi memoria y hay momentos en que creo estar en mi patria" Francisco de Miranda. 26 de abril de 1791, carta al Márques del toro.
Hoy a 260 años del natalicio del generalísimo fracmasón Francisco de Miranda, aún sentimos los grillos que remataron a sus incasables pies, como la falta de conciencia y de esíritu, por parte de quienes olvidando sus glorias lo condujeron como reo de la corona española a las bóvedas del castillo de Puerto Cabello, con destino a Puerto Rico y luego al presidio de las cuatro torres de la Carraca de Cádiz en España.
Este egregio hijo de Caracas, nació el 28 de marzo de 1750, fueron sus padres, don Sebastián Miranda y Rabelo y de doña Francisca Antonia Rodríguez, cursó sus estudios y primeras letras en el seminario tridentino de Santa Rosa, denominada después universidad de Caracas, siendo un lector consumado de Homero, Horacio, Virgilio, Seneca, Ciceron, Cervantes y Ariosto.
Don Francisco de Miranda fue iniciado en los augustos misterios de la fracmasonería universal por el Q:. H:. general francés María José La Fayette, en una logia de Filadelfia en Estados Unidos, en el año de 1783 era vulgar del año masónico 5783. De esta forma, se daba vida iniciatica al más digno y preclaro hijo de la francmasonería latinoamericana y venezolana, al más universal de los americanos, quien en vida fuel más alto testimonio de la idea y la acción en los campos de la libertad , la doctrina, la integración y el progreso, estos principios aprendidos en la filosofía masónica, siendo su vida una constante perfección, señalandonos la busqueda de la verdad, hoy perdida por en la gran mayoría de los venezolanos.
En Boston, con la ayuda del general Knot, secretario de guerra del gobierno de Estados Unidos, trabaja arduamente en la planificación de la independencia de América Latina. John Quences Adams, vicepresidente de Estados Unidos dijo: "Miranda, adquirió entre nosotros reputación de haber hecho estudios clásicos, de poseer conocimientos universales y de ser un maestro en el arte de la guerra. Se le decía muy sagaz de imaginación muy viva y curiosidad incansable. Miranda sabía más que cualquier otro sobre nuestra vida social y política, sobre nuestra guerra, batallas y escaramuzas, sitios y combates, los que conocía y juzgaba con mayor serenidad y justicia que cualquiera de nuestro hombres de Estado".
Siendo luego perseguido por la inquisición clerical española en sus colonias de ultramar, se exilió después en la Gran Bretaña, donde entabló una gran amistad con el Q:. H:. Williams Pitt, ministro del gobierno inglés, a quien le presentó su proyecto de constitución americana, enmarcando dentro de los términos de liberación de los pueblos de América, bajo la dominación española, desde Río grande hasta la Patagonia en el cono sur. Recorriendo Europa durante sesis años, se convirtió en un viajero incansable, de cultura invidiable y políglota por excelencia.
Desatándose la Revolución Francesaen 1792, se puso al servicio de los revolucionarios galos, donde llegó a alcanzar los grados de general de brigada y mariscal de campo, además del grado de Generalísimo y el título de Ciudadano del Mundo, por sus múltiples servicios en los ejércitos de la Primera República Francesa. Participando luego, en la campaña de Argel, en el África, durante el año de 1795. Su mayor gloria militar la alcanzó en la victoria que obtuvo contra los prusianos en la batalla de Valmy, encontrándose en dicho campo un monumento con la siguiente inscripción: "general Miranda, Libertador de Francia".
El gran corso Napoleón Bonaparte, sobre Q:. H:. Francisco de Miranda, dijo lo siguiente: "El general Miranda lleva en el alma el fuego sagrado".
Nuestro ilustre prócer, combatió siempre fiel a sus ideas y principios en los ejércitos republicanos, por su condición de girondino sufrió los avatares del terror jacobino, del directorio y el consulado napoleonico, habiendo peleado y dirigido innumerables batallas tuvo que defenderse arduamente a causa de la traición del general Dumoriez en la toma y retirada de la ciudad de Amberes, en Bélgica, a quien el Q:. H:. refutó bajo los siguientes términos: "General Dumoriez, siempre me verá usted del lado de la República, mi único objeto en la vida ha sido fomentar la libertad entre los hombres".
Evito con su ejemplar entereza revolucionaria, ser degollado en la guillotina, a pesar, que el "Incorruptible Robespierre", sucumbió por sus nobles ideales, especificamente en los tiempos de Fouche, el genio del mal. El Q:. H:. Miranda fue amigo de Marat, Voltaire, Diderot, Rousseau, Petión, Dr. Guillotín, Danton, Chabot, Lavauseurs, Federico "El Grande" de Prusia, Mirabeau, Vergniaud, Dupond, Duval, Haydn, el príncipe Potenkim, y los condes Cagliostro y Woronzoff , en su mayoría casi todos masones, además de ser coronel del ejército imperial ruso, por ordenes de la emperatriz Catalina II, Su protectora y admiradora.
Felipe Tissot, capitán de dragones de la guarnición de Lyons, sobre el Q:. H:. Miranda, dijo lo siguiente: "Este hombre nació para militar".
En 1797, le escribió al Q:. H:. Manuel Gual en su exilio en la isla de Trinidad, lo siguiente: "Mi objeto es, y será el mismo la felicidad e independencia de nuestra amable patria por medios honrosos y para que todos gocen de una justa y sabia libertad".
En 1805, abandona la Gran Bretaña, trasladándose a los Estados Unidos de América, a donde arribó en 1806, con el fin de preparar una expedición, para invadir a Venezuela y liberarla del yugo español, desembarcando en la Vela de Coro, donde enarboló nuestro actual tricolor nacional, el día 12 de marzo, del mismo año. La bandera patria, fue tomada por nuestro precursor, de los colores primarios del arco iris, amariillo, azul y rojo, donde estaba inserta la figura de la libertad, el nombre de Colombia, y el siguiente lema: "Pro Aris et Focis".
En una oportunidad, Hurball le dijo: "Usted debe ser el Hiram, de la independencia americana".
Como Gran Maestro que fue de la Gran Logia "La Gran Reunión Americana", con logias filiales en Londres, Mdrid, Cádiz, París y Caracas bajo la trilogía masónica de "Unión, Fe, Victoria" (U:. F:. V:. ) así el G:. A:. D:. U:. creaba al Gran Maestro y guía intelectual de los libertadores americanos, todos francmasones, destacándose entre ellos: Antonio Nariño, Francisco Antonio Zea, Francisco Isnardi, Bernardo O'Higgins, José Cortés de Madariaga, Manuel José Salas, Carlos Montúfar, Vicente Rocafuerte, Pablo de Mavides, José del Pozo y Sucre, Bernardo Monteagudo, José de San Martín, Mariano Moreno, José María Zapiola, Luis Lópes Méndez, Andrés Bello y Simón Bolívar fieles seguidores de sus ideales y quienes sembraron la semilla de la libertad en las colonias espoñolas.
Participó en la firma del acta de independencia del 5 de julio de 1811 como diputado por el Pao, en representación de la provincia de Barcelona "La Nueva". El 14 de julio de ese mismo año, por disposición del soberano congreso constituyente se aceptó la bandera mirandina como bandera nacional y se le adicionó las siete estrellas, las cuales representan a las siete provincias que le dieron la independencia a Venezuela comonación libre y soberana, donde el Q:. H:. Francisco de Miranda, izó el tricolor nacional en la plaza mayor de Caracas, en homenaje al mártir guaireño y Q:. H:. José María España, honrando así, su memoria para todos los tiempos.
El Q:. H:. Francisco de Miranda fue un gran paladín en su vida militar, tenía liderazgo y carisma; dotado de una mente visionaria, doctrinaria, diplomática y política. Alcanzó una destacada y dilatada vida masónica, fue mártir de la indepencia y apóstol de la libertad del nuevo mundo. "Era más que un hombre, era una idea".
Es por ello, que los francmasones esparcidos en Venezuela le rendimos este cálido tributo a nuestro Q:. H:. por ser cada 28 de marzo un año más de su nacimiento y Día Nacional Másonico por parte de la Gran Logia de la República Bolivariana de Venezuela.
Ya que el ex Gran Maestro de la Gran Logia de los Estados Unidos de Venezuela, decreta el 01 de enero de 1950 el Día Nacional Masónico, precisamente por cumplirse ese mismo año el bicentario del nacimiento de Francisco de Miranda.