Roberto Bravo tocó gratis en sede de la masonería
El maestro Roberto Bravo entró al salón del templo de la masonería con paso cansino, haciendo venias a izquierda y derecha, saludando a las más de 500 personas que le aplaudían. Francmasones y ciudadanos invitados se dieron cita este domingo para escuchar un concierto gratuito del eximio pianista, uno de los discípulos de Claudio Arrau, que deleitó con piezas de Chopin, Debussy, Albéniz y Manuel de Falla, entre otros.
Bravo comenzó el repertorio con tres polonesas de Federico, un espléndido inicio fortísimo, para después hacer saltar a los oyentes hacia los sones latinos de Villalobos y Piazzolla. De éste último, el famoso Adiós Nonino, ejecutado con tal maestría que no se echó de menos el bandoneón. Bravo era como una orquesta, él solo. Después de un descanso, atacó con tres piezas de Mompou, y después Sevilla de Albéniz y la españolísima Danza del Molinero de Falla, que evocaron las llanuras de Castilla-La Mancha.
Bravo comenzó el repertorio con tres polonesas de Federico, un espléndido inicio fortísimo, para después hacer saltar a los oyentes hacia los sones latinos de Villalobos y Piazzolla. De éste último, el famoso Adiós Nonino, ejecutado con tal maestría que no se echó de menos el bandoneón. Bravo era como una orquesta, él solo. Después de un descanso, atacó con tres piezas de Mompou, y después Sevilla de Albéniz y la españolísima Danza del Molinero de Falla, que evocaron las llanuras de Castilla-La Mancha.
Para terminar, el Claro de Luna de Debussy, con la suavidad selenita de un maestro. No se quiso despedir el maestro sin antes hacer un homenaje a Mercedes Sosa, tocando a Alfonsina, y a Víctor Jara, con la Plegaria a un Labrador.
Fuente: Agencia de Prensa Masónica de Rumanía en México
Fuente: Agencia de Prensa Masónica de Rumanía en México