Los masones no temen a Brown
Miembros de logias canarias aguardan con "curiosidad" el lanzamiento en castellano del nuevo libro del autor de 'El código Da Vinci', inspirado en la masonería en EEUU.
MIGUEL F. AYALA. Mientras no nos vuelvan a sacar de madrugada de la cama para fusilarnos, todo lo que se haga sobre los masones está bien".Con ese argumento, lanzado medio en serio y medio en broma, afrontaba ayer Werner Ulrich, miembro de una de las logias masónicas de Canarias, la llegada este jueves a las librerías de España de la edición en castellano de El símbolo perdido, el nuevo libro de Dan Brown -autor de El código Da Vinci- que en su primer día arrasó en las librerías de los Estados Unidos.
Siguiendo la habitual concepción argumental del autor de Ángeles y demonios, un grupo casi secreto, en este caso los masones americanos, protagoniza la nueva aventura del especialista en simbología, doctorado por Harvard, Robert Langdon. Viniendo de un autor cuya ficción convierte a la Iglesia en responsable de la supuesta marginación y persecución de María Magdalena, o que describe al Opus Dei como fanáticos defensores de prácticas tenebrosas, era de esperar cierta preocupación en los integrantes de las logias ante el nuevo trabajo de Brown. Pero sucede todo lo contrario, "porque esto no deja de ser material de una novela, y como tal hay que valorarlo", explica Antonio Márquez, presidente de la Zona Franca de Gran Canaria y reconocido y respetado masón. "Tengo sobre todo curiosidad por lo que va a contar Dan Brown y por cómo lo hace. Preocupación, ninguna. Existen ya numerosas publicaciones fabulosas sobre la masonería. Las hay a favor, en contra y neutrales", dice Márquez, "así que quienes deseen conocer las distintas logias y su verdadera historia a fondo, tienen mucho y muy buen material donde informarse".
SIGNOS MISTERIOSOS. El secretismo de sus miembros, la búsqueda del Santo Grial, los rituales, los templarios, la construcción de enigmáticas catedrales, las referencias egipcias o a los Illuminati -misteriosa sociedad que utiliza con frecuencia el autor-, sumado a la abundante simbología, había convertido a las logias en un blanco perfecto para este autor de best sellers. "Había mucho ingrediente esotérico como para no explotarlo en una novela", reconoce Antonio Márquez, que estima en casi 400 -100 de ellos británicos- los miembros de las distintas logias del Archipiélago, territorio con gran tradición masónica donde se llegaron a contabilizar miles de socios.
Algunas de las más destacadas en las islas, integradas en la Gran Logia de España, son Compañeros del Silencio, Andamana, Afortunada, Abora o South Porch, ésta localizada en Lanzarote y con el inglés como lengua oficial. Werner Ulrich y Antonio Márquez opinan, además, que "ese halo misterioso y secreto" que ha rodeado a las logias "no las define demasiado en la actualidad". Es más, José Antonio Hernández Torres, masón grancanario, protésico dental de profesión, opina que "ninguna de nuestras prácticas se deben esconder porque no ocultamos nada. Pienso que ese secretismo", añade, "induce a numerosas equivocaciones".
"La masonería no es más que una filosofía de vida donde la honradez, la integridad, la fraternidad y la justicia, entre otros factores determinantes, marcan tu existencia. Es una cuestión donde moralidad y ética juegan un papel muy importante", explica antes de indicar que "efectivamente", hay quien defiende esos principios y no pertenece a ninguna logia. "Es que hay más masón fuera que dentro de las organizaciones", añade. Con esos ingredientes y, seguro, mucha intriga y alguna licencia sin justificar, el libro El símbolo perdido promete acción, traiciones, algo de pseudo historia y un toque de amor, con la capital política del mundo como escenario y el reloj de Mickey Mouse del protagonista Robert Langdon marcando un ritmo trepidante.
Fuente: www.laprovincia.es